EL FACTOR HUMANO, CLAVE PARA EVITAR ACCIDENTES EN CIUDAD

Un informe del RACC pone de relieve los malos hábitos de los motoristas. Sobre los usuarios del carné B, solicita una formación específica.

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Los conductores de motos y scooters estamos más desprotegidos que los de otros vehículos. Por ello, debemos extremar las precauciones y, no menos importante, realizar un autoexamen sobre nuestro comportamiento al manillar. Porque, llegada la hora de circular, ¿somos lo suficientemente responsables?

Según un estudio elaborado por el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) en Barcelona –ciudad con un parque de dos ruedas superior a las 300.000 unidades–, parece que no siempre es así. Por ejemplo, el informe pone de manifiesto que uno de cada cinco motoristas no respeta los carriles de circulación habilitados y realiza continuos cambios de trayectoria –zigzagueo–, normalmente sin utilizar los intermitentes. Y éstos tampoco son empleados por el 32% de los usuarios en los cruces, algo que eleva el riesgo de sufrir un impacto frontal o lateral con un automóvil, vehículo comercial, etc.

Otro mal hábito es incumplir la regulación semafórica en el momento de ponerse en marcha o apurar la fase en verde –cuando las luces pasan a ámbar o rojo–, prácticas que llegar al 25% y 38%, respectivamente. Y un clásico es el de superar la velocidad permitida, tanto en tramos rectos (10%) como de curvas (15%).

Entre las soluciones que plantea el RACC para incrementar la seguridad de los motoristas, se encuentra revisar la norma que permite a los poseedores del carné B manejar una moto o un scooter sin tener una formación específica. Al respecto, como hemos comentado en otras ocasiones, es recomendable que los mismos participen en un curso de conducción segura impartido por una escuela profesional y solvente.