MI OTRA GRAN FAMILIA

Al igual que sucede en otros colectivos de la sociedad, en el nuestro comparten territorio diferentes familias moteras. Por favor, que no se me enfaden los urbanitas ‘scooters’, a quienes, por motivos de espacio, nos referiremos en otra ocasión.

En el extremo más rápido están los racing, propietarios de potentísimas máquinas deportivas, protagonistas de la mayoría de rodadas que se organizan en los circuitos, y a los que, por su habitual postura curvada, se les conoce como los chepas. En el polo opuesto se encuentran los parientes que más han proliferado en los últimos tiempos y que, sin duda, mejor disfrutan de la life on the road. Me refiero a los custom, popularmente conocidos como los terrazas por aquello de lo espectacular de sus monturas, impecablemente cromadas, y de cómo las exhiben cuando el astro rey se hace presente.

Otro de los segmentos que más adeptos ha captado desde hace unos años es el de las motos naked. En un alto porcentaje, esta familia está integrada por chic@s que combinan sabiamente el placer de pilotar una motocicleta en carretera abierta con la practicidad del uso diario. Este grupo, que yo sepa, todavía no tiene apodo, pero todo llegará…

‘ARMARIOS ROPEROS’

Y, por supuesto, no me olvido de mis hermanos, los más ruteros. Y aquí voy a permitirme englobar a dos tribus: la de los maxi-trail y la de los touring, popularmente bautizados como los armarios roperos debido al tamaño de sus máquinas y a la gran capacidad de carga que son capaces de transportar.

Pero lo que de verdad nos une a esta gran familia es que, con independencia de la marca y/o tipo de moto que tengamos, cuando salimos a rodar nos da exactamente lo mismo, pues lo único que pretendemos es compartir experiencias y vivir uno de los mayores placeres que el ser humano puede disfrutar y que no es otro que el de pilotar una motocicleta.

Por Augusto González Fotos: ‘Tu Moto’